"Lo decisivo del Adviento es preparar el corazón para recibir a Jesús que, una vez más, está a la puerta y llama. El corazón de cada creyente cristiano, debería ser como un pesebre, en donde el Señor pueda reposar de verdad", invitó el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez, en su mensaje para este tiempo de preparación para la Navidad.
El arzobispo de Córdoba,
monseñor Carlos José Ñáñez, consideró que el Adviento es un "tiempo precioso" para prepararse para celebrar la próxima Navidad y reavivar en cada uno "la virtud de la esperanza" y convocó a anunciar a Jesús Salvador "con entusiasmo, constancia y alegría".
"Es una magnífica oportunidad la que se nos ofrece, a esta altura del año, en la que sentimos el peso de nuestras tareas y en la que, frecuentemente, experimentamos un cierto decaimiento en nuestro ánimo", sostuvo en su mensaje de Adviento y de la finalización del "Aula Sinodal".
"Las preocupaciones por las dificultades que atraviesa, actualmente, nuestra Patria y el clima que, a veces, se gesta o, incluso se promueve, en torno a ellas, contribuye a aumentar cierta desazón", reconoció, pero afirmó: "Estas circunstancias, en el espíritu del Adviento, son una oportunidad para cobrar ánimo frente a la situación".
El prelado afirmó que el espíritu del Adviento "fortalece la disposición al encuentro, a la actitud de solidaridad, tan propia de la Navidad. Renueva el compromiso de buscar y de contribuir al hallazgo de soluciones permanentes para nuestra sociedad".
"Lo decisivo del Adviento es preparar el corazón para recibir a Jesús que, una vez más, está a la puerta y llama. El corazón de cada creyente cristiano, debería ser como un pesebre, en donde el Señor pueda reposar de verdad. ¡A ello los invito, cordialmente! Ésa será, sin duda, nuestra mejor disposición para celebrar la Navidad que se aproxima", subrayó.
En su reflexión para este tiempo, monseñor Ñáñez también compartió algunas resonancias de lo acontecido en el "aula sinodal", momento central del proceso sinodal, a la que consideró "un acontecimiento de gracia".
"Pudimos experimentar la presencia del Señor que estuvo y caminó con nosotros, como con los discípulos de Emaús. Nos ayudó también a percibir, de una manera renovada, la realidad de nuestra Iglesia arquidiocesana, con su considerable riqueza y su notable diversidad. Ha sido un momento importante de autoconciencia eclesial", aseguró.
El arzobispo cordobés dio detalles de cómo seguirá el camino y proceso sinodal arquidiocesano, sobre todo la planificación para 2019, año que el papa Francisco pretende tenga un "acento misionero".
"Nos anima el ejemplo y la intercesión de los santos cordobeses, de San José Gabriel Brochero, de las beatas María del Tránsito Cabanillas, Catalina de María Rodríguez y de Mons. Enrique Angelelli, que el próximo 27 de abril será beatificado. Todos ellos, en medio de circunstancias difíciles y desafiantes, supieron estar a la altura de la situación y llevaron adelante la tarea evangelizadora, anunciando a Jesús Salvador con entusiasmo, constancia y alegría. Promovieron el bien de todos, especialmente el de los más frágiles y pequeños", destacó.
"Les deseo una serena y alegre preparación para la Navidad durante el adviento y que el Niño Dios los colme con sus bendiciones. Que María Santísima y su esposo San José cuiden sus vidas, sus familias y todos sus anhelos", concluyó.+
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