Monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, reflexionó en el segundo domingo de Adviento en relación a tres ejes: el "Dios en nuestra historia", la "conversión preparando el camino" y "una voz que grita la salvación de Dios".
Al reflexionar sobre el Evangelio de San Lucas del domingo 9 de diciembre, el segundo del Adviento,
monseñor Gabriel Mestre, obispo de Mar del Plata, invitó a pensar en tres palabras: "historia", "conversión" y "grito".
Dios en nuestra ?historia?
En el primer punto, el obispo de Mar del Plata explicó que en los dos primeros versículos del Evangelio, se "busca anclar la presencia del Dios que es Palabra en la historia". Luego, Dios dirige su palabra a Juan y se "da a conocer en una historia puntual y concreta, con personas y acontecimientos", "su presencia no es atemporal sino profundamente encarnada en las realidades terrenas e históricas", expresó. De este modo, nuestra actualidad también es el "tiempo histórico" que describe el Evangelio.
?Conversión? preparando el camino
Para la "conversión de nuestros pecados" hace falta "un cambio de mentalidad, un cambio de corazón, un girar en 180º para ser fieles a los mandamientos de la Alianza", sostuvo monseñor Mestre. Pero todo será más fácil si "el Señor tiene la primacía en nuestro corazón"; Él, que está "viniendo a nuestra vida" y "reclama de nosotros". "Conversión es facilitar el encuentro con Dios que quiere entrar en nuestra vida", sostuvo.
Una voz que ?grita? la salvación de Dios
"Juan es la voz que grita en el desierto", anuncia el Evangelio. El prelado marplatense invitó a la comunidad a ser aquella "voz que grita en el desierto de nuestro mundo", para anunciar "la conversión y la preparación del camino"; y, sobre todo, para gritar que "todos verán la salvación de Dios", según el Evangelio de San Lucas. Monseñor Mestre describió esta expresión en griego, "todavía más enfática": "toda carne verá la Salvación de Dios". "Una vez más se nos señala la presencia de un Dios que asume nuestra historia hasta en sus últimas consecuencias. Asumamos este grito y gritemos sin miedo la salvación que viene de Dios", concluyó.+