Con el lema "¡Sí! Demos el paso, Cristo vale la vida", en la solemnidad de Cristo Rey, monseñor Ramón Dus, arzobispo de Resistencia, cerró el año vocacional 2018, con una misa en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Resistencia. Lo acompañaron varios sacerdotes de la arquidiócesis, diáconos, religiosas, religiosos, movimientos eclesiales y laicales, agentes de pastoral y numerosas comunidades parroquiales.
"Compartimos la alegría del camino de este año pastoral diocesano, culminando en esta fiesta de Cristo Rey que también tiene un mensaje de misión, de envío para cada una de nuestras realidades", comenzó diciendo
monseñor Ramón Dus, arzobispo de Resistencia, al clausurar el primer año vocacional de la arquidiócesis norteña.
El domingo 25 de noviembre, en el marco de la solemnidad de Cristo Rey, la Eucaristía se celebró en la parroquia Nuestra Señora del Carmen de Resistencia. Acompañaron al arzobispo sacerdotes, diáconos, religiosas, religiosos, movimientos eclesiales y laicales, agentes de pastoral y numerosas comunidades parroquiales.
Durante su homilía, monseñor Dus expresó: "El año vocacional tiene el profundo valor de redescrubrirnos como una identidad de discípulos de iglesia que nos necesitamos recíprocamente y que también allí está nuestra fortaleza en construir, en fortalecer este caminar juntos".
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Al referirse al Evangelio, manifestó: "Jesús reina desde la cruz. Su reinado es el testimonio del amor al Padre. Su realeza es esa fidelidad de amor por nosotros. En la cruz se manifiesta esa dignidad en la cual nosotros descubrimos que, en Jesús, en su entrega en la cruz, queda visible que el amor vence el odio, vence el rechazo, vence el pecado. Desde allí Jesús es Rey".
"La cruz es el signo paradójico de su realeza porque es la victoria del amor del Padre sobre todo lo que atenta a todo amor y lo que atenta a la vida", enseñó el arzobispo. "Jesús es rey porque da testimonio de la verdad del amor del Padre y de su amor por nosotros. En otros términos, el Reino de Cristo se hace presente en la medida en que nosotros creemos, aceptamos y recibimos esa paternidad de Dios que nos hace hijos, que también nos descubre fraternos, hermanos", agregó.
"El reino de Dios entre nosotros es una presencia que debemos custodiar siempre", aconsejó a los presentes. Asimismo, los exhortó a "custodiar" la presencia del reino, "una tarea a realizar nosotros mismos junto con Jesús". Del mismo modo que los animó a "renovar el compromiso propio, vocacional, de personas individuales, como comunidad; tarea que nos exige la vida y el servicio", indicó.
Al concluir, pidió al Señor "que nos renueve como iglesia, que nos dé la alegría de sentirnos parte de este caminar juntos en este tiempo difícil con tantos desafíos pero que también nos entusiasma para ser más auténticos y coherentes con lo que decimos que somos. Que el Señor con su gracia nos haga testigos de su reino y también fecundos anunciadores de su misericordia".+
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