Dolor del Papa por el feroz ataque a la catedral centroafricana
- 19 de noviembre, 2018
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Ciudad del Vaticano
"Con profundo dolor me enteré de la noticia del ataque ocurrido hace unos días contra una catedral en un campo de refugiados en la República Centroafricana, en el que fueron asesinados dos sacerdotes y decenas de refugiados", dijo el Santo Padre este domingo tras el rezo del Ángelus. El 15 de noviembre la catedral de Alindao (República Centroafricana), fue atacada por un grupo de rebeldes ex Seleka quienes asesinaron a más de 40 refugiados, la mayoría cristianos, entre ellos dos sacerdotes.
"Con profundo dolor me enteré de la noticia del ataque ocurrido hace unos días contra una catedral en un campo de refugiados en la República Centroafricana, en el que fueron asesinados dos sacerdotes y decenas de refugiados", dijo el Santo Padre este domingo tras el rezo del Ángelus.
El 15 de noviembre la catedral de Alindao (República Centroafricana), fue atacada por un grupo de rebeldes ex Seleka quienes asesinaron a más de 40 refugiados, la mayoría cristianos, entre ellos el vicario general, padre Blaise Mada, y otro sacerdote que sería el padre Célestin Ngoumbango, de la parroquia de Mingala.
"A este pueblo tan querido para mí, donde abrí la primera Puerta Santa del Año de la Misericordia, expreso toda mi cercanía y mi amor", dijo el Papa.
El pontífice invitó a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro: "Recemos por los muertos y heridos y para que cese toda violencia en ese amado país que tiene tanta necesidad de paz. Recemos juntos a la Virgen".
El grupo armado responsable de la masacre sería el llamado Unidad para la paz en Centroáfrica (UPC), dirigido por Ali Darassa.
"Sigamos denunciando la masacre de cristianos"
"No dejemos de denunciar la masacre y de cristianos y preguntarnos por qué suceden", expresó a la agencia Fides monseñor Juan José Aguirre Muños, obispo de Bangassou, diócesis en el sureste de la República Centroafricana, vecina a la de Alindao, donde ocurrió el ataque de la antigua Seleka, en rebeldía del UPS. (Unité pour la Paix en Centrafrique), que a las órdenes del general Ali Darassa, mató a más de 40 personas y los sacerdotes.
"El hecho que desencadenó la masacre fue el asesinato de un mercenario nigeriano de la UPC, hace unos días", recuerda a Fides monseñor Aguirre. "Los miembros de la UPC son provenientes en su mayoría de países vecinos como Níger. La UPC, nacida de una división de Seleka, se ha instalado en Alindao durante 5 años, en el oeste de la ciudad. La misión católica está en el este, donde se encuentra el campamento para personas desplazadas no musulmanas, que acoge a unas 26.000 personas".
"La represalia fue terrible", dijo el obispo. "Los hombres de Ali Darassa asaltaron, saquearon e incendiaron el campamento de desplazados y mataron a mujeres y niños; quemaron la catedral donde mataron a los dos sacerdotes. Inmediatamente después, los mercenarios de la UPC permitieron la entrada a la parte oriental de Alindao, a grupos de jóvenes musulmanes de la parte occidental, que saquearon la casa episcopal y quemaron el presbiterio y el centro de Caritas. Vi algunas fotos. Sólo quedan las paredes encaladas de estas estructuras".
Ayer, el personal de la ONG que trabajaba en Alindao fue evacuado con un avión llegado especialmente. "Todos se fueron, excepto monseñor Cyr-Nestor Yapaupa, obispo de Alindao y tres sacerdotes que querían permanecer junto a su gente", destacó monseñor Aguirre. "Hablé con ellos, están fuertemente probados, pero tuvieron la fuerza para enterrar a los dos sacerdotes mártires y a las 42 personas masacradas en el campamento. Creo que mañana, el cardenal Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, tiene la intención de ir a Alindao".
Monseñor Aguirre enfatizó que "no podemos limitarnos a denunciar estas masacres. Necesitamos llegar al fondo de lo que está sucediendo en África Central. Grupos como la UPC están compuestos por mercenarios extranjeros que han ocupado partes de nuestro territorio durante 5 años. Son pagados por algunos países del Golfo y liderados por algunos estados africanos vecinos. Entran a Chad a través de Birao con armas vendidas a Arabia Saudita desde los Estados Unidos. Quieren dividir África Central alimentando el odio entre musulmanes y no musulmanes. De esta manera, aprovechan para saquear las riquezas de África Central, el oro, los diamantes y el ganado. Pero, sobre todo, algunos países extranjeros y no africanos quieren usar África Central como puerta de entrada para ingresar a la República Democrática del Congo y el resto del continente, manipulando el Islam radical. Este es el juego que está detrás de la masacre de Alindao", concluyó monseñor Aguirre.+