Con la presencia del arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Manuel Fernández, y del obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Ares, se desarrolló el 12 de noviembre en La Plata la Jornada de Capellanes Penitenciarios. En diálogo con AICA, el capellán general del Servicio Penitenciario Bonaerense, padre Eduardo Lorenzo, relató detalles del Encuentro y de la tarea que realizan desde la Pastoral Carcelaria.
La ciudad de La Plata fue sede de una nueva Jornada de Capellanes Penitenciarios, que se desarrolló el 12 de noviembre y contó con la presencia del del arzobispo de La Plata,
monseñor Víctor Manuel Fernández, del obispo auxiliar de Buenos Aires,
monseñor Juan Carlos Ares, y del ministro de Justicia bonaerense, Gustavo Ferrari.
El capellán general del Servicio Penitenciario Bonaerense, padre Eduardo Lorenzo, explicó a AICA que desde hace un tiempo, se realizan dos encuentros anuales: uno al comenzar y uno al finalizar el año. Estos encuentros reúnen a los 58 capellanes, religiosas y diáconos permanentes que comparten la capellanía general, atendiendo unidades y alcaidías. Generalmente, las jornadas se realizan los lunes, que es cuando habitualmente los sacerdotes tienen más tiempo libre. En esta ocasión participaron todos los capellanes de la provincia de Buenos Aires.
Desde hace cuatro años, la Pastoral trabaja sobre el lema "acompañar a los hermanos presos a asumir su historia, sanar su historia, proyectar una nueva historia", explicó el capellán general.
"Este año hemos querido cambiar el concepto de la presencia de los capellanes dentro de las unidades. En primer lugar interpretar que en la Pastoral Penitenciaria o Pastoral Carcelaria (así se va a llamar de ahora en más) estamos para el hermano de Mateo 25, tenemos el privilegio de estar con los pobres entre los pobres, con los invisibles, con los descartables, en una cultura que ciertamente cada vez los descarta más", lamentó.
Sobre la intervención de monseñor Juan Carlos Ares, el padre Lorenzo destacó la intención de que la pastoral carcelaria "sea para todos, no solamente para los católicos sino para todos los hombres que estén detenidos". En ese sentido, explicó: "La propuesta que hacemos desde el Evangelio es para la gran cantidad de gente que vive allí, es para todos los hermanos que están carcelados, y también dar este mensaje al personal penitenciario. Esto es lo que muy bien trabajó monseñor Ares en su reflexión", consideró.
"Luego, monseñor Fernández nos acompañó claramente en una visión de la cultura actual, la cultura de los marginales, de los descartables, de los invisibles", relató el sacerdote. "Y si hay descartables, si hay invisibles, si hay postergados, justamente son aquellos que están en este momento en nuestras unidades penales", reconoció.
"Monseñor Fernández destacó con muchísima preocupación esta situación: ¿Quiénes son los que están carcelados? o ¿Cómo un joven llega a la carcelación?". En ese sentido, trabajaron sobre prevención, y hablaron del "después". "Es una deuda que tenemos, que estamos trabajando: ¿Qué pasa después que sale de la cárcel?, y sobre todo en esta gran cantidad de detenidos que tenemos, de jóvenes adultos de entre 18 y 22 años", manifestó.
Durante la jornada, también se trabajó mucho sobre el tema de la capellanía. "La capellanía no es un capellán, es un equipo que debe trabajar en conjunto. Tiene que haber laicos, hay que, de algún modo ?parroquializar? la cárcel, hay que llenarla de olor a parroquia. La parroquia, la Iglesia, la sociedad - y esto lo estamos trabajando también con un grupo de jueces, de fiscales federales y provinciales - tiene que hacerse cargo de sus hermanos carcelados", afirmó, y aclaró: "No están allí porque nacieron en la cárcel. El delito es producto generalmente de muchísimas faltas de oportunidades".
"Los capellanes, las hermanas, los religiosos, los diáconos trabajan. Yo como capellán general ya tengo 28 años en la institución, soy párroco también como ellos, y se hace un trabajo mancomunado. Estamos trabajando, quizás soñando, un mundo sin cárceles, o por lo menos con cárceles dignas donde la Iglesia católica se hace presente, silenciosamente, no hacemos marketing, pero sí acompañamos al que sufre, acompañamos a sus familiares", aseguró.
"Todos estos temas, todas estas necesidades son las que trabajamos anualmente, todos los años, en la provincia de Buenos Aires", continuó el padre Lorenzo, y aseguró que esta tarea se vive con "mucho entusiasmo, mucha esperanza y, sobre todo, mucha ayuda fraterna. Porque en esta sociedad que estamos viviendo, donde el que es diferente, el que se equivoca, el que mete la pata hay que descartarlo, guardarlo, archivarlo, nosotros decimos: Hay que ayudarlo, hay que quererlo. Mateo 25 es una realidad: estuve preso, fui culpable y me viniste a ver", concluyó.+