Una familia musulmana dasafió al Isis y salvó antiguos manuscritos cristianos

  • 2 de noviembre, 2018
  • Mosul (Irak)
Una familia musulmana de Mosul (Irak), que desea mantenerse en el anonimato escondió, durante tres años, dos textos antiguos de rito siro-ortodoxo, para luego entregarlos a la comunidad cristiana caldea en Erbil. La familia pidió mantenerse en el anonimato, porque "aún hay células dormidas" en la ciudad, que se disponen "a atacar en venganza".
Una familia musulmana de Mosul (Irak), que desea mantenerse en el anonimato escondió, durante tres años, dos textos antiguos de rito siro-ortodoxo, para luego entregarlos a la comunidad cristiana caldea en Erbil. La familia, pidió mantenerse en el anonimato, porque "aún hay células dormidas" en la ciudad, que se disponen "a atacar en venganza". El sacerdote caldeo, padre Pablo Thabit Mekko, es quien contó a AsiaNews esta historia de valentía y de testimonio que, según el sacerdote, "muestra que muchos musulmanes consideran a los cristianos como hermanos, y que están dispuestos a arriesgar la vida por un libro". El Padre Mekko confía que esta historia es un signo de esperanza de que "todo Irak puede renacer y construir un futuro partiendo del principio de la unidad y de la convivencia de todas sus almas, y ante todo, de cristianos y musulmanes". "Recientemente me contactó un cristiano caldeo de Mosul ?comenzó relatando el padre Pablo a AsiaNews- que tenía un vecino de casa musulmán de antigua descendencia mesopotámica cuando vivía en la ciudad, hace más de 20 años". Las dos familias "entablaron un vínculo de amistad que ha durado a lo largo del tiempo", a pesar de la distancia y de la violencia devastadora de los milicianos. En 2015, en pleno dominio del Isis, el jefe de familia musulmán fue con un familiar al área que rodea el monasterio caldeo de San Miguel, en Mosul y vio a un camión descargando residuos de todo tipo. Entre los escombros, encontró manuscritos escritos en sirio antiguo: enseguida pensó que podían tener cierto valor. El hombre los recogió y, desafiando el peligro, los escondió en un lugar seguro, en su propia casa. "Tenía miedo, porque sabía que de ser descubierto, lo matarían", confiesa el sacerdote caldeo. Luego de la liberación de Mosul, el musulmán decidió ir a Erbil, en el Kurdistán iraquí, para buscar a su amigo y ex vecino cristiano, que se había refugiado allí para huir del ISIS. "Le dijo que tenía los manuscritos cristianos antiguos en su poder, en su propia casa, y le preguntó si conocía a un sacerdote o a un hombre confiable a quien entregárselos. Alguien que no lucrase con el hallazgo". "Hace algunos días, viajé a Mosul y me reuní con los dos ex vecinos, el cristiano y el musulmán. Este último me hizo entrega de los volúmenes, dos textos que contienen el oficio con las oraciones de la mañana y de la tarde, según el sito rito antioqueno ortodoxo". El padre Pablo descubrió que los manuscritos fueron sustraídos "de la iglesia de la Inmaculada, de los siro-ortodoxos, que fue completamente destruida por los yihadistas con palas excavadoras". Apenas pueda, agregó, "quisiera ir hasta el área para ver si hay otros textos más diseminados bajo los escombros". Durante cuatro años más, Mosul, la metrópoli del norte de Irak, siguió estando bajo el control del Estado islámico, que quemó libros e incendió edificios, objetos y bienes. Los milicianos del Califato prohibieron todas las formas de música, las obras de arte, y los libros que no fuesen el Corán, llegando a decapitar a un niño de 15 años por hallarlo escuchando canciones occidentales. Por eso, el renacimiento económico, social y cultural de la ciudad debe pasar, también, por la recuperación de patrimonio artístico e intelectual que la población, muchas veces a costa de muchos riesgos, logró preservar a lo largo de estos años. +