El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, se preguntó e invitó a preguntarse: "¿qué ceguera tengo?" y sugirió: "Hazte la pregunta pero también anímate a responder". Pero, antes que nada, invitó a reconocer que uno tiene una carencia, porque "si no reconoce no se modifica; si no asume su carencia, no cambia".
El obispo de Avellaneda-Lanús,
monseñor Rubén Oscar Frassia, reflexionó sobre el pasaje evangélico en el que Jesús le preguntó al ciego Bartimeo: "¿Qué quieres que haga por ti?", a lo que él le respondió: "Maestro, que yo pueda ver". Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.
En el espacio "Compartiendo el Evangelio", el prelado consideró importante saber que cada uno de nosotros "tenemos cegueras" y las enumeró: "cegueras físicas, cegueras espirituales, cegueras morales, cegueras intelectuales, ¡y tantas cosas!".
Pero el discípulo tiene que reconocer su carencia, si no reconoce no se modifica; si no asume su carencia, no cambia. Es necesario reconocer", sostuvo.
Monseñor Frassia se preguntó e invitó a preguntarse: "¿qué ceguera tengo?" y sugirió: "Hazte la pregunta pero también anímate a responder".
"Confía y entrega eso a Dios y Dios, que hace cosas maravillosas, podrá responder. Y cuando Él te responda, asombrado lo seguirás siempre", concluyó.+