En una columna titulada "Educación para ser libres, libertad para elegir bien, elegir bien para ser felices", la licenciada Myriam Mitrece de Ialorenzi, directora del Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), se refirió a la Educación Sexual Integral.
"Educación sexual integral, sí: ¿Pero desde qué perspectiva?", planteó la licenciada Myriam Mitrece de Ialorenzi, directora del Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), en una nota publicada en el portal La Prensa, con el título "Educación para ser libres, libertad para elegir bien, elegir bien para ser felices".
"Para comprender una situación, hay que salir del lugar presente y mirar en perspectiva. Del mismo modo, para salir del revuelo que despierta la educación sexual en la actualidad y encontrar caminos posibles hay que entender cómo llegamos hasta aquí", señaló la licenciada.
"Casi todos acordamos en que es necesaria la educación sexual y que para ello es necesario llevar adelante un programa específico", afirmó la profesional, y explicó que "en el año 2008 tal como lo establece la ley, el Ministerio de Educación de la Nación crea el programa de Educación Sexual Integral (ESI) y se determinan los contenidos a enseñar en cada nivel educativo". Advirtió entonces que "se podía percibir el enfoque de género".
En cuanto a la evaluación del programa, la directora del Instituto para el Matrimonio y Familia explicó que según el informe ?La Educación Sexual Integral. Balances y desafíos de la implementación de la ley. 2008-2015 del Ministerio de educación?, algunas resistencias encontradas en la implementación fueron de tipo moral".
Lo más resistido, explicó la profesional, fue el enfoque de la ideología de género, que "interpreta la realidad desde una teoría que sostiene que la sexualidad es una construcción sociocultural independiente de la biología", es decir que "no existe una condición sexuada naturalmente dada en forma binaria (hombre- mujer). De este modo se instala el concepto de diversidades sexuales que se construyen en la cultura de acuerdo al consenso social y a la autopercepción subjetiva".
La licenciada detalló también las fases de esta ideología para instalarse en la sociedad: una primera fase emotiva, de manipulación de sentimientos; una segunda fase de "naturalización"; la tercera fase, institucional (cambios en las leyes); y la cuarta y última fase "de penalización o tiránica", que pretende estrangular todo intento de disenso.
Finalmente, la licenciada Mitrece opinó: "Educación sexual integral, sí: ¿Pero desde qué perspectiva?". En ese sentido, consideró que la educación de la sexualidad es necesaria y que "una verdadera educación no puede dejar de lado esta dimensión".
"En la actualidad, los niños están expuestos y tienen acceso a temas impensables para otra época por eso es necesario no ?mirar para otro lado? y brindar la información y formación necesarias para que puedan ir formando conforme a su edad, juicios rectos sobre la realidad que les toca vivir", alertó.
Por otra parte, recordó que "todo lo que se desarrolla tiene posibilidades de seguir líneas no esperadas. Es necesario también acompañar todas las situaciones en las que los desarrollos se dan de una forma distinta. Porque todas las personas valen y deben ser respetadas en su dignidad".
"Por eso una educación verdaderamente integral no puede considerar solo uno de los aspectos humanos. Tiene que tomar en cuenta la dimensión biológica originaria, los aspectos psicológicos que tienen que ver con la conciencia de la propia identidad, la inserción y valoración social como varón o mujer, haciéndose respetar y respetando a los demás, y la dimensión espiritual, para que pueda decidir libremente qué quiere para su vida", consideró.
"El camino de una educación sexual verdaderamente integral es con perspectiva personalista, ayudándose del progreso de la psicología, la pedagogía y la didáctica, tiene que llevar a los niños y adolescentes a conocer, reconocer, aceptar el propio cuerpo y autogobernarse, colaborando en la integración armónica de su personalidad y de los factores que la integran y condicionan: biológicos, temperamentales, la historia familiar, la cultura, las experiencias vividas, la formación recibida, las influencias de amigos, familiares y otras personas de la sociedad", sostuvo.
"Por todo esto, educación para ser libres, libertad para elegir bien, elegir bien para ser felices", concluyó.
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