Con el título "Jesús y lo imposible", el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió una vez más sus reflexiones sobre el Evangelio en su columna semanal del periódico "La Voz de San Justo".
En una nueva entrega de su columna semanal en el periódico "La Voz de San Justo", el obispo de San Francisco,
monseñor Sergio Osvaldo Buenanueva, compartió sus reflexiones sobre el Evangelio.
En esta ocasión, el prelado comparó el Evangelio con la película "Lo imposible", que relata la suerte de una familia golpeada por el tsunami del 26 de diciembre de 2004 en el Sudeste Asiático, con más de cien mil víctimas.
"En el medio de esa devastación, lo imposible: los cinco miembros de una familia separada por la vorágine de las aguas se reencuentran. La escena que lo secuencia es intensa y conmueve profundamente", relató monseñor Buenanueva.
Sin embargo, el prelado destacó otra escena: "Lucas, el hijo mayor, ha logrado hacer que su mamá llegue al hospital. Pero, en el momento de esa situación extrema, el chico parece sobreponerse, al menos por un momento, a su propio dolor. Empieza a recorrer el lugar para que otros, igualmente perdidos y desesperados, puedan reencontrarse", detalló.
"Esa es la potencia del amor. Ese es el sentido profundo de la atracción del hombre y la mujer. Esa es la vocación del cuerpo, la sexualidad y la libertad. Esa es, simplemente, la verdad de la humanidad, más allá de todas nuestras diferencias y fragilidades", afirmó monseñor Buenanueva.
En cuanto al relato evangélico, lo describió como "una perla preciosa. De las pocas veces que Jesús aborda el tema de la sexualidad", y explicó: "Frente a la mirada del corto alcance de sus contrincantes, Jesús no necesita decir mucho para restablecer el sentido original del proyecto del Creador: ?Pero desde el principio de la creación, Dios ha hecho al hombre y la mujer?. ?Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos serán una sola carne?. De manera que ya no son dos, «sino una sola carne». Que el hombre no separe lo que Dios ha unido?.
"Parece imposible que la fragilidad del ser humano pueda hacerse cargo del proyecto de Dios sobre el amor. No es una dificultad sólo de hoy. En el amor y la sexualidad se juegan cosas fundamentales. Son tan esenciales como frágiles. Siempre están amenazadas por diversas formas de deshumanización", advirtió.
En ese sentido, aclaró: "La frase está en la explicación que Jesús les da a sus discípulos, tan desorientados como los fariseos: ?Asegurar que si no se recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él?. La figura del niño, en los labios de Jesús, evoca la experiencia religiosa original: la vida se debe recibir y vivir como don gratuito, libre y gozoso de Dios. Es el amor como don de nosotros mismos", concluyó.+