Procesión en honor a la Virgen del Valle
URBANC, Luis - Mensajes - Mensaje final de monseñor Luis Urbanc, obispo de Catamarca, en la solemne procesión en honor de la Pura y Limpia Concepción del Valle (Óvalo del Parque Adán Quiroga, 8 de diciembre de 2021)
Querida Madre del Valle:
Gracias por haber hecho amainar la pandemia y así posibilitar que nos congreguemos en torno a Ti, representada en esta 4 veces secular imagen de tu Pura y Limpia Concepción del Valle, después de 2 angustiosos y largos años. Aquí nos tienes, pletóricos de gozo, reunidos como hermanos e hijos tuyos para agradecerte, honrarte y suplicarte que nos sigas cobijando bajo tu manto maternal y presentándonos ante tu Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, a quien sea la gloria, la alabanza y el reinado sobre todos nosotros, peregrinos en este suelo argentino.
En este momento quiero confiar a tu corazón de Madre y Discípula el camino sinodal que la Iglesia en todo el mundo ha comenzado a transitar, desde el 10 octubre por especial pedido del Papa Francisco, para preparar más consciente y fructuosamente el Sínodo de los Obispos, cuya tema es “Iglesia Sinodal, comunión, participación y misión”, en octubre de 2023. Tú has estado presente cuando, como Iglesia diocesana, también hicimos el gesto de dar inicio a esta iniciativa papal caminando juntos, cantando, rezando jubilosos en torno a la plaza y culminado con la Santa Misa en tu Santuario y Catedral Basílica.
En estos días hemos aprendido mucho acerca del caminar juntos, viendo llegar a innumerables grupos de peregrinos: caminando, a caballo, en sulky, en bicicleta, en motos, automóviles y colectivos. Los vimos llegar, saludarte y buscar un espacio para descansar y compartir las experiencias del camino. Gracias, queridos peregrinos. Todo esto es un valioso estímulo para animarnos a este aprendizaje sinodal en nuestras respectivas diócesis.
Te pido de corazón que movilices los corazones de cada bautizado para que se involucre en este proceso, de manera que adquiramos como Iglesia el ser y estilo sinodal que el Espíritu Santo quiere para ella, a fin de que el anuncio del Evangelio sea más auténtico, receptivo e incisivo.
Que la primera y muy importante etapa de la ESCUCHA la podamos vivir a la luz del ejemplo de escucha que Tú nos das: tanto de saber escuchar en primer lugar y siempre a Dios, como los clamores de los hermanos y la realidad que nos circunda. Tú sabes cuánto nos cuesta poner el oído, con amor y paciencia, a lo largo de cada jornada, para acompañar, comprender, compadecer y aprender del prójimo. Por eso, no nos abandones a nuestra fragilidad, sino asístenos para que el empeño rinda muchos y duraderos frutos, hasta lograr ese estilo sinodal que Dios espera de los bautizados.
También te confío que, sobre todo, en nuestra Diócesis todos se comprometan en estas tareas, bajo el lema: “Creer, celebrar y amar como Iglesia Sinodal”, y así nos iremos preparando, con instancias parroquiales y decanatales, a realizar, en octubre de 2022, la tan anhelada y necesaria Asamblea Diocesana para programar nuestro caminar sinodal hasta el año 2033, Año Jubilar de la Redención humana. Y queremos ofrendarle a Jesús, tu Hijo, el haber logrado ser una Iglesia, reconocida por su marcada y cualitativa sinodalidad en su ser y quehacer, luego de haber transitado este proceso sinodal en los doce años que tenemos por delante.
Te pido, Madre, que nos ayudes a estar convencidos de que, lo que atañe a todos, debe ser decidido por todos y realizado por todos. Que saquemos de raíz la mala costumbre de esperar que otros piensen, decidan y manden hacer. Que no nos permitamos ser cómodos y perezosos. Que nos apasione ser verdaderos protagonistas, junto con el Espíritu Santo, de la tarea de anunciar y vivir los Valores del Reino de Dios, y de cuidar y compartir con todos el don de la Fe cristiana, recibida en el Bautismo.
Gracias, Madre, porque más de doscientas personas, representando realidades eclesiales y civiles diversas, han participado en el proceso de escucha de la Asamblea Eclesial Latinoamericana y del Caribe, que, a mediados de noviembre, culminó en Méjico, allí donde tu comenzaste a ser, en los albores de la evangelización, la Emperatriz de América. Todos esos trabajos y sus conclusiones, nos irán ayudando a llevar adelante nuestro empeño sinodal sobre la sinodalidad de la Iglesia.
También te ruego que, como Iglesia en Argentina y en América, nos acompañes a preparar dos grandes jubileos tuyos: *Los 400 años de tu presencia en Luján, en el 2030; y *los 500 años de tu presencia como la Guadalupana, desde Méjico para toda América, en el 2031.
Te agradezco por el año que hemos vivido meditando sobre la figura de San José, tu casto y tierno esposo, al que conocimos un poco más, y que hoy culmina en toda la Iglesia. De igual modo, por el inapreciable regalo de la Beatificación, el 4-9, de tu dilecto hijo Mamerto Esquiú; facilítanos el camino para su pronta canonización.
Por último te pido, tierna Madre, que acojas junto a Ti a los tres peregrinos que fallecieron, mientras venían a tu encuentro. Y por su eterno descanso todos juntos te decimos: Dios te salve María, llena eres de Gracia…
Y, de esta manera, Madre Bendita, en tu nombre agradezco a todos su participación, el servicio prestado por muchos durante todo el novenario y también el deseo de un buen regreso a sus hogares, reconfortados en el cuerpo y en el alma, para reencontrarse con sus familiares y vecinos, y compartir todo lo vivido en estos días de júbilo y gratitud. Amén
¡Viva la Virgen del Valle! ¡Viva San José! ¡Viva el Beato Mamerto Esquiú!
Mons. Luis Urbanc, obispo de Catamarca