Una ley para vivir
COLOMBO, Marcelo Daniel - Homilías - Homilía de monseñor Marcelo Daniel Colombo, arzobispo de Mendoza, en la Eucaristía del Domingo XXII del tiempo ordinario (Parroquia Divino Maestro, Las Heras, 29 de agosto de 2021)
Queridos hermanos:
En el libro del Deuteronomio, a través de Moisés, Dios invita a su pueblo a vivir según una ley que consagra la Alianza, ese vínculo estrecho entre Dios y los israelitas, una cercanía que anima la vida del pueblo en vistas a ocupar la tierra prometida. Esta ley, grabada en el corazón de los fieles, los conducirá a una sabiduría que los haga capaces de vivir en obediencia y libertad.
En la Carta de Santiago tenemos una bella catequesis sobre los dones de Dios, en particular la Palabra por la cual fuimos creados, una Palabra que no basta con oír, sino que nos invita a una vida en consecuencia, a un obrar moral digno de la vida comunicada por esa Palabra. La verdadera religión no es una obediencia formal y externa, de autómatas, sino la asunción interior de la llamada de Dios a amar y servir.
En el Evangelio, se plantea la cuestión de distinguir los mandamientos de Dios y las tradiciones humanas. Los fariseos le preguntan a Jesús por la actuación de los discípulos, que no se lavan las manos antes de comer. Esta práctica es importantísima, sobre todo en estos tiempos, pero no podría ser considerada una norma religiosa en el mismo nivel de los mandamientos, cuyo corazón es el amor a Dios y a los demás.
Una tradición meramente religiosa puede cambiar con el tiempo, dadas otras características y situaciones vitales; la centralidad del mandamiento del Amor es insustituible ya que es la razón de la entrega de Jesús para salvarnos.
Algunos grupos extreman el valor y la vigencia de algunas tradiciones, aumentando su significación e importancia, para ponerse como “aduanas” de lo que es bueno y lo que es malo. Jesús vino a enseñarnos a amar y a vivir no sólo la letra de las normas sino su espíritu que es misericordia, justicia y paz en el Señor.
Mons. Marcelo Daniel Colombo, arzobispo de Mendoza