La felicidad de María y del cristiano
SANTIAGO, Hugo Norberto - Homilías - Homilía de monseñor Hugo Norberto Santiago, obispo de San Nicolás, en la misa central de la Virgen del Rosario de San Nicolás (25 de septiembre, 15 hs.)
“Me proclamarán bienaventurada todas las generaciones” (Lc 1, 48)
María encontró el camino de la felicidad
1. María canta en el Magnificat: “Me proclamarán bienaventurada todas las generaciones”. Bienaventurada significa “bien encaminada”, es la actitud de quien en la vida ha acertado el camino de la realización, de la felicidad, de la verdadera alegría que todos buscamos, pero no siempre por el camino acertado. Por eso nos podemos preguntar: ¿de que manera, siguiendo qué estilo de vida María encontró la realización y la alegría?
Una falsa promesa de realización que termina en frustración
2. Hay caminos que son presentados por el mundo como caminos de realización, de felicidad, pero son falsos, por eso terminan con la frustración de la persona, cuando ya es tarde y no puede volver atrás.
3. Los documentos de la Iglesia llaman “ídolos”, al placer, al tener y al poder si son tomados como bienes “absolutos”. Los ídolos se parecen a Dios porque son capaces de hacer que toda nuestra vida se organice en torno a ellos, pero son “dioses falsos” porque nos llevan la vida con la promesa de una felicidad que no nos pueden dar. Son una falsa promesa de realización que termina en frustración.
4. En efecto, si una persona vivió toda su vida acumulando dinero y llega a la vejez, se dará cuenta, tal vez tarde, que no podrá quedarse con todo eso porque nunca se vio un cortejo fúnebre que incluya una casilla rodante llevando los bienes del difunto, los bienes acumulados los disfrutarán otros, lo quiera o no el propietario que se está por morir.
5. Lo mismo ocurre con el placer tomado como fin. Si el objetivo absoluto de una persona en la vida fue “pasarla bien” de manera egoísta, en la vejez sentirá una gran frustración, porque los viejos – con todo respeto -, no sólo no tienen placer sino que tienen “achaques”, dolores que deben soportar con paciencia si la medicina no los atenúa.
6. Algo análogo ocurre con el poder tomado como absoluto. Los “viejos” no pueden retener el poder que tenían cuando eran jóvenes y autónomos; por eso, aunque sea tremendamente injusto, si su familia los lleva a un Geriátrico porque no pueden o no quieren hacerse cargo de ellos, no lo podrán impedir, y constatarán que el poder se les ha ido de las manos como el agua entre los dedos, ya que los demás hacen con ellos lo que no quieren.
La verdad de las cosas
7. La Iglesia nunca ha dicho que tener mucho dinero sea pecado –si se lo ha conseguido con honestidad-, lo que siempre ha dicho es que al capital hay que darle un sentido social, por ejemplo, creando una fuente de trabajo, y no tomándolo como fin para disfrutar de él egoístamente.
8. Con el poder pasa algo análogo; cualquiera tiene poder; los padres tienen poder sobre los hijos pequeños; los docentes tienen poder sobre los alumnos; las autoridades civiles sobre los ciudadanos, pero deben utilizarlo no como un fin en sí mismo, sino como un servicio para promover a las personas.
9. Si pensamos en el placer, constatamos que hay muchos placeres lícitos que nos regala Dios; poder practicar un deporte, disfrutar de los amigos o los hijos; el amor en el marco de una alianza fiel entre un varón y una mujer, lo malo es tomar el placer como un fin absoluto, porque nos lleva a manipular y a usar a las personas para tener placer y eso, claramente está mal, porque a ninguna persona le gusta que la traten como “objeto”, ni que la manipulen o usen, porque las personas no somos una “cosa”, sino que tenemos una dignidad y somos fin de una relación, por eso nunca podemos ser tomados como medios.
¿Qué camino de realización y felicidad tomó María?
10. Escuchando a Jesús que dijo: “quien busca egoístamente su vida la pierde y quien la entrega la encuentra, descubrió que el camino de la felicidad era la entrega por amor a Dios y al servicio de los hermanos. Entregó a Dios su proyecto de matrimonio con José para ser Madre de Dios por obra y gracia del Espíritu Santo.
11. Cuando su hijo se le pierde en el templo y cuando lo encuentra le dice: “Tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre”, se dio cuenta que su hijo no era para ella y lo entregó para que sea nuestro Salvador.
12. Estuvo con Jesús en el gozo de la anunciación pero lo acompañó también en el dolor de la cruz mostrando su fidelidad a Dios en las buenas y en las malas.
13. Entregó a su Hijo sabiendo que moría por nuestra salvación y a cambio aceptó que su hijo le indique que de ahí en más sería Madre de todos los hombres. La que sin dolor dio a luz al Hijo de Dios, no sin dolor nos engendró como hijos suyos a nosotros.
14. María nos mostró que el camino de la felicidad está en la entrega de nuestras vidas a Dios y al servicio de nuestros hermanos, que se va acumulando en el corazón como un tesoro de alegría. La alegría que Jesús dijo que nadie nos podría quitar, porque nadie nos puede quitar la alegría de lo que dimos, de lo que entregamos.
15. Ocurre que en clave cristiana, realización personal y comunitaria van de la mano. Cuando más una persona se entrega, mas grande y noble es, al tiempo que de manera más eficaz construye la comunidad. Así se forman una cooperadora de un hospital o una escuela, con personas que dan su tiempo y dinero gratuitamente; así se edifica el bien común y la persona que lo hace es noble y grande a los ojos de los demás.
16. Recuerdo que siendo párroco, bendiciendo una placa dedicada a un presidente de un club que ya había fallecido, me preguntaba ¿qué sentido tiene la placa recordatoria?. Me di cuenta que se quería resaltar que el club había crecido gracias a esta persona que había dado gratuitamente tiempo, talentos y dinero. Por tanto, está claro, la entrega nos ennoblece como personas y edifica la comunidad, por eso se valora socialmente.
17. Por otra parte, cuanto más hayamos amado y entregado en la vida, más se agranda el tesoro de alegría en nuestro corazón, que es como el “beso de Dios” que nos dice: “estás bien encaminado, seguí viviendo de ese modo”.
18. El otro día en una misa de Confirmación en un colegio católico, le pregunté públicamente a una docente que había servido a ese colegio durante cuarenta años, que sentía en su corazón, y con lágrimas de emoción contesto delante de todos los presentes: “una inmensa felicidad”. El servicio y la entrega a Dios y a los demás nos hace nobles, grandes como personas y nos da una felicidad impresionante.
19. Por eso podemos afirmar con certeza: “dime como estás en el final del camino de la vida y te diré si has acertado o no”: mientras que el que siguió el camino egoísta del poder, el tener y el placer, al final de la vida se queda vacio porque todo eso se le escapa como el agua entre los dedos; el que ha seguido el camino de la entrega a Dios y a los hermanos, es grande y noble para la sociedad y tiene el corazón lleno de felicidad. Puede cantar como María: “todas las generaciones me llamarán bienaventurado”.
20. Finalmente, como el que ha seguido el camino de los ídolos, al final se encuentra con las manos vacías para presentarse delante de Dios, en cambio, quien ha entregado la vida a Dios y a los hermanos, tiene las manos llenas para decirle a Dios: “me regalaste la vida, aquí te la devuelvo con todo lo bueno que pude hacer gracias a tu inspiración”.
21. Así fue María, ella nos indica el camino de la entrega generosa y desinteresada como camino para ser grandes personas, crear un cielo nuevo y una tierra nueva y tener el corazón lleno de alegría. Agradezcamos a María por indicarnos el camino de la felicidad con su entrega generosa. ¡Viva la Virgen nuestra Madre!
Mons. Hugo Norberto Santiago, obispo de San Nicolás